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V A L O R E S

Todos los cuentos contienen valores: Respeto, empatía, capacidad de perdonar, etc, por esta razón  te animamos a que leas cuentos a tus hijos e hijas ya que además de entretenerlos también les dejará una moraleja, una enseñanza en valores que deben aprender. 
Hoy te contamos cuentos imaginarios para enseñar la importancia de la perseverancia y la imaginación dejando de lado la avaricia

                                                        El avión mágico
Hace muchos años atrás existió el avión mágico, un transporte único al que todas las personas querían subir. Este avión era capaz de visitar una gran cantidad de países, como Chile, Perú, China, Rusia, entre otros. 

Además, también podía visitar países únicos como el país de los dulces, en donde se podía disfrutar de una gran cantidad de golosinas. El país del algodón, un sitio sumamente suave, para descansar y divertirse sin miedo a lastimarse.

De igual manera, las personas que quisieran podían conocer el país de las flores, un sitio sumamente hermoso y con un olor increíble. Aunque, no se aconsejaba la visita de personas alérgicas a las plantas o a sus olores.

Por último, tomando el avión mágico se podía visitar el país de los cuentos, en donde todo el día relataban distintas historias a todos los visitantes. El boleto para subir al avión no podía comprarse, eran las hadas que lo concedían a las personas que cumplieran con tres distintas condiciones.

La primera condición y seguramente la más importante de todas era desear visitar alguno de los países mágicos con todo el corazón. Como segunda condición se encontraba compartir lo que se tenía con las demás personas. Por último, las personas que quisieran viajar en el avión mágico debían ser capaces de tocarse la punta de la nariz con el dedo gordo del pie izquierdo.

Si se seguían todas las condiciones las hadas le obsequiaban a las personas el boleto de abordaje al avión mágico, con el mismo podían visitar todas las veces que quisieran cualquier país.

En España se encontraba un hombre que a sus cincuenta años aún no había visitado los países mágicos. Ya que realmente no lo deseaba, tenía tanto dinero que consideraba que en ningún país de los que las personas visitaban podría encontrar algo que no pudiese comprar con todo el oro que tenía.

Un día el padre de aquel hombre decidió confesarle como había conseguido toda su fortuna. Resulta que su padre había cumplido con todas las condiciones de las hadas y al subir al avión mágico decidió visitar un país el cual nadie a excepción de él había visitado nunca. Este era el país del oro.

Luego de la confesión de su padre aquel hombre pensó en lo feliz que sería si visitara el país del oro y doblegara su fortuna. De esta manera, comenzó a desear con todo su corazón poder subir al avión, luego de un largo entrenamiento de tres meses el hombre fue capaz de tocar la punta de su nariz con el dedo gordo del pie izquierdo.
Así, para conseguir el boleto de abordaje tan solo le hacía falta una sola condición compartir su dinero con el resto de las personas. Sin estar muy feliz y a regañadientes decidió compartir con el resto un poco de su fortuna.
De esta manera, al cumplir con todas las condiciones las hadas por fin le concedieron el boleto. Con gran alegría el hombre logró subir al avión gritando de emoción al hada piloto que quería dirigirse al país del oro.
Todas las personas que se encontraban reunidas en el lugar pensaban que el hombre bromeaba acerca de su destino, ya que nunca antes habían escuchado el nombre de ese país.
Al volver del viaje el hombre regreso con muchísimas bolsas de oro. Debido a esto el hombre se convirtió en la envidia de todo el mundo.
Luego, todos los individuos querían viajar al país del oro y este se convirtió en el país más visitado por el avión mágico. Las hadas se molestaron con la acción que las personas estaban tomando, ya que cada vez eran más egoístas, envidiosos y avariciosos.
Por este comportamiento las hadas furiosas decidieron castigar a todos las personas destruyendo con sus poderes el avión mágico. A pesar de su molestia las hadas tienen un corazón sumamente grande, por lo que entre todas decidieron obsequiarle a cada una de las personas del universo la imaginación.
Con esta podrían visitar todos los países que quisieran, cuando quisieran y por el tiempo que quisieran. El único requisito necesario era desearlo con todas sus fuerzas.
Así fue como aquel misterioso y enigmático país del oro, nunca más fue visitado y las personas aprendieron a imaginar lo que deseaban y perseguir sus sueños Algunos los logran antes, otros después pero aquí está el verdadero desafío: con perseverancia e imaginación, todo se puede conseguir.

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¡Es mío, mi juguete!

 ¡Es mío mi juguete! es un cuento sobre las emociones para niños y niñas. En este cuento aprenderemos el valor de  compartir.

Había una vez, en un bosque encantado, una ranita saltarina a la que le encantaba jugar. Saltaba y jugaba sin parar.

Tenía sus juguetes escondidos para no prestárselos a nadie, porque le encantaba jugar con ellos y no quería que nadie se los estropease.

-¡Es mío mi juguete! – decía la ranita.


Un día, vio a lo lejos a dos conejitos que jugaban y reían todo el tiempo. Por más que miraba, no conseguía ver con qué juguetes estaban jugando.

-Deben tener juguetes muy divertidos, porque no paran de reírse- pensó la ranita.

Ni corta, ni perezosa, la ranita se acercó muy despacito hacia el lugar donde jugaban los conejitosEntonces lo vio con claridad. Los conejos sólo tenían una pequeña y vieja cuerda.

-¿Cómo pueden divertirse sólo con esa cuerda? – pensó la ranita.

En esto que los conejos se dieron cuenta de la presencia de la pequeña rana y la invitaron a jugar con ellos.
Como a la ranita le encantaba jugar, aceptó la invitación sin pensárselo dos veces. Así pasaron la tarde jugando y saltando sin parar. La cuerda era un gran juguete.

Con la cuerda inventaron un columpio para todos, saltaron a la comba, jugaron a tirar de los dos extremos y a soltar para caerse al suelo, se enrollaron todos juntos y un sinfín de juegos más.

– Esta cuerda es el mejor juguete del mundo. – pensó la pequeña rana.

Lo pasó tan bien con sus nuevos amigos, que decidió invitarles a jugar con sus juguetes a su charca.

A la mañana siguiente, la rana comenzó a colocar todos sus juguetes para que sus amigos, los conejos, pudiesen jugar con ellos. Pero de repente algo sucedió.
La ranita ya no estaba tan segura de querer jugar con los conejitos. La ranita no quería que nadie tocase sus juguetes.Cuando llegaron los conejitos a la charca, la rana estaba muy preocupada.

Los conejitos se dieron cuenta de que su amiga estaba algo triste – ¿Qué te pasa ranita? Mira, hemos traído nuestra cuerda para seguir jugando, pensamos que te haría ilusión. –

Entonces la pequeña rana se sintió aún más triste, porque se dio cuenta de que sus amigos sólo tenían una cuerda para jugar y eran tan amables que se la habían traído para compartirla. Ellos sí que eran buenos amigos. Sin embargo, ella no quería que tocasen sus juguetes y eso le hacía sentir muy mal. La ranita pensaba que era una mala amiga por no querer prestar sus juguetes.

– La verdad, conejitos, es que me da miedo que mis juguetes se rompan mientras jugamos y por eso no quiero que juguemos con ellos. Seguro que piensan que soy muy mala amiga.
– Oh no, a nosotros nos pasa lo mismo. Hay algunos juguetes que tenemos guardados en nuestra madriguera para que no se estropeen y sólo los prestamos cuando estamos seguros de que los van a cuidar.

La ranita se quedó mucho más tranquila viendo que todos los animalitos eran iguales. Pasaron la tarde jugando con la vieja cuerda y saltando de roca en roca por la charca donde vivía la ranita.
Con el paso del tiempo, la ranita y los conejos se hicieron grandes amigos. Eran tan buenos amigos que hasta se prestaban los juguetes y compartían todo lo que tenían, porque sabían que los buenos amigos pueden compartir y confiar en que sus juguetes preferidos estarán bien cuidados.

FIN

Autora: Beatriz de las Heras García.

PREGUNTAS PARA EL CUENTO SOBRE LAS EMOCIONES PARA COMPARTIR JUGUETES
1.   ¿Qué le gustaba hacer a la ranita?
2.   ¿Por qué le daba miedo prestar sus juguetes?
3.   ¿Qué hicieron los conejitos cuando la ranita no quiso compartir sus juguetes?
4.   ¿Cuándo compartieron los juguetes los tres amigos?
5.   ¿Cuál es tu juguete favorito?
6.   ¿Se lo prestarías a tu mejor amigo si te lo pide con educación?
7.   Cuando vas al parque, ¿qué juguetes compartes con los niños que no conoces? ¿Qué juguetes no te gusta compartir con niños que no conoces? ¿Por qué?
8.   Y si estás en el parque con tú mejor amigo y te pide un juguete con educación ¿se lo prestarías?